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Ajustar el DVD. 1a parte: el vídeo

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Aprende a configurar los parámetros más importantes de tu lector de DVD-Video. En este artículo: la imagen.

Texto: Alberto Gilabert

El reproductor de DVD-Video es la fuente de nuestro sistema. Si hacemos caso de la regla de oro (“la calidad final de un equipo jamás será superior a la del componente más sencillo de los que integran el sistema”), vale la pena tener bien configurado el primer paso que debe dar respuesta a todo el equipo. Si la calidad de imagen o del sonido no son correctas, incluso utilizando el mejor de los amplificadores o la caja acústica mejor preparada, será imposible recrear todo aquello que no extraemos o manipulamos con fidelidad. Uno de los aspectos que definen la calidad que un equipo puede ofrecer depende en cierta medida de la pericia de su poseedor. Un mismo aparato en dos manos distintas puede ofrecer resultados totalmente distintos, incluso dispares. Si tenemos la mala “suerte” de ver una demostración de un equipo ajustado de manera incorrecta, apenas nos interesaremos por él. La configuración es importante. Podremos estudiar qué posibilidades ofrece nuestro reproductor, cómo conseguirlas y los pasos apropiados que nos permitan explotar eficientemente nuestro sistema. Independientemente del tipo de reproductor de DVD-Video que tengamos (ya sea de nivel de entrada o el más caro y exclusivo aparato), todos incluyen un séquito de ajustes comunes. Algunos básicos, otros más complejos, pero lo suficientemente importantes como para no conseguir el rendimiento adecuado. Esta primera parte trata sobre la imagen: el porqué de tantas conexiones, sus utilidades, ...

El reproductor de DVD-Video, como hemos dicho, es la fuente de calidad audiovisual principal más común. Su función es extraer los datos digitales de un soporte óptico (normalmente CD y DVD en sus variantes correspondientes) y ofrecerlos a los respectivos aparatos necesarios en función de sus necesidades o demandas. Algo tan obvio como entregar la señal de vídeo al televisor o la de audio al receptor de A/V o al amplificador puede parecer muy básico y fácil, pero no lo es cuando nos damos cuenta que podemos elegir entre 4 salidas de vídeo, y otras 4 de audio. ¿Cuál elegir? El primer paso, antes de cualquier conexión y ajuste es repasar las prestaciones de todos los dispositivos que conforman nuestro equipo.



La imagen



Cuando metemos un disco DVD-Video (o cualquier variante grabable o regrabable) en la bandeja del reproductor, esperamos que se nos ofrezca una imagen de “calidad”. Uno de los éxitos del “DVD” es que en comparación a la otra imagen conocida (la televisión), se ve mucho mejor, más definida y sin artefactos. Pero en realidad es la televisión la que se ve “mal”, pues ambos utilizan el mismo estándar de vídeo: el PAL. Eso sí, uno lo explota eficientemente y el otro aprovecha, para decirlo de alguna manera, las mínimas posibilidades.

Los datos de vídeo (o imagen) en un disco DVD-Video se almacenan digitalmente mediante un sistema que se conoce como MPEG-2. Estos datos digitales, hasta hace muy recientemente, sólo podíamos disfrutarlos en conexión analógica, por lo que uno de los pasos necesarios de todo reproductor es convertir esos 0 y 1 casi infinitos en una señal analógica PAL.

Dentro de esta amalgama de “estándares”, aparecen los relacionados con la conexión de vídeo. Cuando la televisión apareció, la calidad de la imagen era pésima (aunque en su momento excepcional). En blanco y negro y con un ancho de banda muy reducido, apenas era necesario utilizar una solución de conectividad, digamos, “sencilla”. A medida que los ingenieros conseguían la capacidad de poder emitir más resolución, en color, etc., se demandan nuevas necesidades en conectividad; pero no debían cerrarse la puerta a los que no querían seguir ese paso tecnológico superior. Es por ello que todos los reproductores de DVD-Video tienen salidas de vídeo compuesto, S-Video y SCART (RGB). Sin duda, la mayor calidad se consigue mediante la conexión SCART (RGB), que no es más que la transmisión, mediante tres cables distintos, de las tres señales de color (verde, roja y azul), mientras que, por ejemplo, la de vídeo compuesto envía las tres señales juntas en un mismo cable.

Para que nos resulte todo más fácil de entender, debemos saber que una cámara de vídeo profesional (e incluso algunas domésticas) convierte la “imagen real” en señal de vídeo separando los colores en tres (RGB). Nuestro visualizador reproduce, en definitivas cuentas, esos tres colores por separado, aunque aprovechándose de la vagancia del ojo humano, lo que hace que en vez de ver tres colores veamos toda la escala cromática. Como todo lo que se pierde no se recupera, la mejor conexión es aquella que menos pérdidas ofrece, y en el caso que nos toca, es sin duda RGB, únicamente posible mediante SCART.

Pero la verdad es que hay otro método de enviar señales de vídeo aparentemente mejor. Un paso más allá es dividir esa señal en luminancia y dos colores (Y, Pb/Cb, Pr/Cr). Se mejora aún más la separación de los colores y, sobre todo, la definición de la imagen. A esta señal la llamamos “por componentes”, y justo ahora empieza a ser común en la gran mayoría de reproductores. Una de las ventajas de esta conexión es que permite la salida de vídeo en progresivo, tema que trataremos más adelante.

Finalmente queda la señal de vídeo digital, que desde hace unos meses empieza a ser estándar en muchos dispositivos. Gracias a la interfaz DVI y HDMI (ésta envía además el audio digital multicanal) permite la transmisión de las señales de vídeo sin la necesidad de una conversión D/A (digital a analógico) adicional, lo que nos ahorra una nueva pérdida de calidad.

Pero para saber realmente qué conexión es la más adecuada en nuestro caso, se hace imprescindible conocer el visualizador.

Por ejemplo, podemos adquirir un reproductor con salida DVI/HDMI (lo que además implicará un desembolso superior), pero nuestro televisor no dispone de esta entrada. Luego decidiremos probar con la conexión de vídeo por componentes, pero tampoco la disfruta. Vemos que sí que hay una conexión SCART de entrada en el televisor, que es la que eligiremos.

El SCART es el conector de vídeo analógico más completo de nuestros estándares. Esto es así porque a través de él se incluye la señal de vídeo compuesto, RGB y/o S-Video, junto con las señales de audio analógico estéreo. El problema está en que si no configuramos el reproductor quizá no seremos conscientes de que en vez de utilizar la salida RGB de mayor calidad, estamos recurriendo a la de vídeo compuesto. Pero hay otro elemento. Algunos de los primeros televisores con conexión SCART (y muchos actuales de escala económica) aunque incluyan entrada SCART no son compatibles con señales RGB. Para ahorrar costes realizan todo el procesado de la señal de vídeo en S-Video (más económico), por lo que o bien no son compatibles directamente con cualquier señal de vídeo superior, o convierten la señal RGB a S-Video. A veces son responsables de que veamos mejor la imagen si utilizamos la conexión de S-Video desde el reproductor que la SCART RGB. Esto es así porque el convertidor de RGB a S-Video del propio televisor es de una calidad mucho menor a la del reproductor de DVD-Video.

Lo mismo pasa con el sistema de desentrelazado cuando elegimos la conexión de vídeo por componentes. Deberemos verificar que nuestro visualizador realiza un desentrelazado peor al de nuestro reproductor.

La salida de vídeo por componentes suele etiquetarse como “Y/Pb/Pr”, donde la Y indica la señal de luminancia (blanco/negro), y Pb y Pr las señales de color en azul y rojo respectivamente. La P significa progresivo, por lo que este nombre suele indicar que el reproductor (o visualizador) es compatible con señales progresivas. Si vemos las siglas Y/Cb/Cr se indica que la señal sólo será entrelazada. Es posible conectar una salida Y/Pb/Pr a una entrada Y/Cb/Cr, ya que la primera, aunque permita la salida en progresivo, también permite la entrelazada. Lo que no es posible es conectar una señal en progresivo a una entrada no compatible.


En el menú de configuración del lector de DVD-Video será necesario especificar la relación en pantalla de nuestro visualizador y el tipo de salida de vídeo que vamos a utilizar (en este caso en 16:9, PAL, SCART-RGB y entrelazado).





Configuración



Una vez elegida la conexión, el siguiente punto es configurar el aparato. Hay dos pasos imprescindibles, amén de todo el elenco de opciones que el reproductor pueda ofrecer adicionalmente (como modificación del color, brillo, contraste, reducción de ruido digital, etc.). El primero es hacerle saber a la fuente si tenemos un televisor 16:9 o 4:3. La gran mayoría de imágenes de un disco DVD-Video vienen en anamórfico, que es un sistema de compresión que permite aprovechar la resolución vertical para restituir una imagen en panorámico reduciendo parte de la resolución horizontal. Son las imágenes más adecuadas para nuestros visualizadores en 16:9. La gran mayoría de reproductores de DVD-Video vienen configurados en 4:3 de fábrica.

Si tenemos que elegir 4:3 aparecerán dos nuevas opciones: “letterbox” o buzón, y “pan-scan”. La primera opción respeta la relación de aspecto original, añadiendo unas barras negras horizontales encima y debajo de la imagen. La opción “pan-scan” hace que toda la imagen ocupe la pantalla, eso sí, a costa de recortar toda la imagen sobrante lateral.

Si tenemos un visualizador panorámico y configuramos el reproductor para 4:3, es posible que “veamos” el mismo resultado que si lo hubiéramos configurado como 16:9. Pues no: hay una importante pérdida de resolución horizontal. Esto pasa porque las bandas negras horizontales en 4:3 “buzón” son detectadas por el visualizador que realiza un “zoom” en la imagen, por lo tanto, aumenta los píxeles o, lo que es lo mismo, reduce la resolución.

El segundo reto es configurar el tipo de salida de vídeo que vamos a utilizar. De fábrica lo más normal es que se haya configurado la salida SCART para vídeo compuesto o S-Video. Tendremos que verificar que activamos la opción RGB. Si utilizamos la salida de vídeo por componentes, tendremos que elegir entre el desentrelazado o no de la señal, y muchas veces desactivar la salida SCART-RGB. Los reproductores más avanzados con escalador de vídeo permitirán elegir entre varias opciones de salida de vídeo (720p, 1080i, 576i, etc.). Todo dependerá del tipo de conexión elegida y de la lista de compatibilidades del visualizador.

Se recomienda memorizar, antes de todo, qué teclas del mando a distancia debemos apretar para “volver a los valores de fábrica”. A modo de precaución, nos permitirá recuperar el “status quo” original, que de seguro nos permite ver algo en pantalla. La mayoría de reproductores siguen ofreciendo señal de vídeo independientemente de lo que se haya configurado a través de su salida de vídeo compuesto. Buen truco en caso de emergencia.